Cuando dejas de dirigir tu empresa, pierde su rumbo, termina en el peor lugar posible, el desmadre operativo.
El sueño de todo dueño es que su empresa funcione sin él. Es una gran meta, importante.
En lo personal solo conozco un camino para que esto ocurra.
Antes te explico algunos caminos que no te recomiendo.
- Contratar a un talento de un gran corporativo, como viene de una empresa grande, supones que puede manejar tu empresa, así es que lo dejas solo.
- Tu equipo de trabajo, de toda la vida, sabe cómo hacer las cosas, así es que los dejas solos. ¿Qué podría salir mal?.
- Implementas un ERP, entonces ya todos saben qué hacer, puedes dedicarte a otras cosas.
Estos caminos, siempre terminan donde mismo, la empresa en llamas, el dueño tiene que regresar a rescatarla.
¿Por qué ocurre esto?
Porque no estás delegando la dirección, la estás abandonando.
Las personas nuevas que vienen de corporativos, trabajan sobre reglas bien establecidas, que ellos no definieron, además, no conocen tu empresa y menos saben cómo dirigirla.
Tu equipo de toda la vida, es muy bueno en su trabajo, pero no sabe dirigir, porque tú siempre has sido el director.
El ERP súper tecnológico y carísimo que metiste, hace sumas y restas, pero no tiene criterio, no puede tomar decisiones.
Por estas razones, no puedes delegar la dirección, de un día para otro.
Camino seguro
Claro que hay un camino para que la empresa funcione sin el dueño y perdure en el tiempo.
Este camino, aunque no es complicado, necesita definición, disciplina, tiempo y preparación.
Algo muy curioso ocurre, cuando el dueño prepara bien su empresa para poder delegarla.
Es algo parecido a cuando vas a vender tu auto usado. Antes de ponerlo a la venta, lo llevas a mantenimiento mecánico, le arreglas los detalles internos, le quitas los golpecitos, lo mandas pulir y lavar. Cuando terminas de prepararlo, te vuelves a enamorar de él, y piensas: está súper bueno mi auto, mejor me lo quedo otro rato.
Cuando preparas tu empresa para que opere sin tí, dirigirla se hace mucho más sencillo, te vuelves a enamorar de ella.
Así es que puedes decidir quedarte disfrutando tu empresa o bien, entrenar a tu remplazo y delegar la dirección.
¿Cómo preparo mi empresa?
Sigue el mismo procedimiento que con el auto usado.
Primero arregla las cosas mecánicas, es decir, el funcionamiento operativo, hay cosas que duelen, atiéndelas junto con tu equipo, para que desaparezcan.
Luego, arregla los interiores. Revisa qué herramientas necesita tu equipo de trabajo: Entrenamiento, tecnología, procesos, reglas.
Ahora la pintura y exteriores. Revisa cómo están empacados tus servicios, qué puntos valora el cliente y cómo puedes mejorar tus relaciones de largo plazo.
Por último, dale una revisada al tablero. Revisa que tengas todos los indicadores funcionando y se generen en automático. Utilidades, Ventas, Cobranza, Entregas, Recurrencia.
A diferencia del auto usado, tu empresa sí quedará como nueva.
Con tu empresa como nueva, puedes empezar a preparar a tu remplazo en la dirección, a quien debes enseñar a detalle cómo funciona cada parte y cuáles son los niveles óptimos de cada indicador.
Cuando estés seguro de que sabe cómo dirigirla, puedes hacerte a un ladito, para que tu remplazo esté en el día a día.
Los indicadores te ayudarán a estar siempre presente, cuidando tu empresa, porque a ojo del amo, engorda el caballo.
Lo más importante, es que podrás cumplir el anhelo de todo dueño, trascender a través de su empresa.
Platícame cómo quieres preparar tu empresa para delegarla, agenda una reunión en esta liga.
También puedes aprender 3 herramientas para eliminar el Desmadre Operativo, en este taller de libre acceso, da clic aquí.
Recuerda: Definir, Entrenar, Delegar.