fbpx

Cuida tu empresa: Te ha costado sangre, sudor y lágrimas

Tu empresa, de la cual vive tu familia y las familias de tus colaboradores. Así de importante es lo que llevas años construyendo. Por ello necesitas cuidarla, siempre, pero hoy más que nunca.

Cuando tu empresa toma un ritmo, digamos cómodo, hay dos comportamientos que puedes experimentar: 1) Confiarte 2) Emprender

Confiarte es cuando aflojas un poco el ritmo o bien delegas de más, porque todo está fluyendo en ese momento.

Emprender, se da cuando sacas de tu lista de cosas por hacer aquel negocio que se te había ocurrido, dentro o fuera de tu misma empresa.

Ninguna de las dos opciones tendría una implicación negativa, si no descuidaras tu empresa, la gallina de los huevos de oro.

Si realmente estás seguro de que tu empresa, está funcionando como tu crees, sin riesgos de mercado, adelante continua disfrutando. Si tienes alguna duda, por mínima que sea, te recomiendo que revises a detalle la situación de tu empresa.

Cuando te confías o emprendes, tu foco está en otras cosas y descuidas el detalle de tu empresa. Entonces no puedes anticipar situaciones, simplemente te empiezan a llegar bomberazos a diestra y siniestra, estás tan ocupado resolviéndolos que no tienes tiempo de ver las causas raíz.

Esta es la situación en la que están muchos de mis clientes, cuando empezamos a trabajar. Nuestro primer trabajo conjunto es sacar una radiografía a la empresa e identificar dónde está el riesgo.

El primer objetivo es estabilizar al paciente (la empresa) y luego establecer un plan de mejora, que no lastime el negocio esencial y elimine la grasa saludablemente. Siempre aprovechando lo que el empresario ha construido.

¿Estás cuidando tu empresa? ¿Estás seguro de cómo marchan las cosas? ¿Sospechas que algo anda mal?

Búscame para platicarte cómo he ayudado empresas a sacar todo su potencial, construyendo sobre los cimientos que el dueño ha construido con su esfuerzo. Agenda una Sesión Antidesmadre, en esta liga.

Actúa, actúa de inmediato, no tienes por qué correr riesgos.

Recuerda: Te ha costado sangre, sudor y lágrimas.