“Nosotros sabemos hacerlo” es el freno de muchísimas iniciativas de negocio. Solo las empresas que se dejan ayudar convierten iniciativas en resultados.
¿Por qué sucede esto?
Mayormente por orgullo. La persona encargada de la iniciativa, puede ser el dueño o un director que ha realizado proyectos más grandes, entonces, cómo no va a poder con esa iniciativa.
La realidad
El director está muy ocupado operando, al igual que su equipo, entonces nadie tiene tiempo, por muy prioritaria que sea la iniciativa, las prioridades operativas la desaparecen.
Solamente se “aceleran” cuando se presenta una urgencia o un problema que no existiría con la iniciativa en marcha.
Entonces se busca hacer internamente, como están todos ocupados, se buscan proveedores, se solicitan cotizaciones, juntas de presentación, se invierte mucho tiempo.
Al final, cuando ven el alcance y la inversión, ya pasó el dolor o la urgencia y la respuesta es: Naah!! Podemos hacerlo nosotros. Gracias a todos por participar. Y de nueva cuenta la iniciativa se va al congelador.
En estos tiempos, todo mundo quiere retomar algunas iniciativas, para generar un nuevo producto, adaptar algo que ya tienen, operar con mayor eficiencia, ahorrar gastos.
Sin embargo, en su ecuación solo toman en cuenta el costo y no el beneficio. Varios clientes me preguntan qué opino de tal o cual costo y ahora te comparto mi respuesta con dos anécdotas.
Se dañó un disco duro de un equipo de director, le cobraban 400 USD por arreglarlo, me dijo el director que era carísimo. Yo solo le pregunté: ¿Cuánto vale la información que tiene adentro? El me contestó: No pues viéndolo así está muy barato.
En otra ocasión me preguntaban qué opinaba de la inversión en un proyecto de marketing, porque ellos tenían un chavito muy bueno para el diseño. Les pregunté dos cosas: ¿El chavito tiene más experiencia que toda la agencia junta? ¿Vas a dejar toda la inversión operativa e imagen de tu empresa en manos de un chavito que dibuja bien? El me contestó: Touché.
Entonces no se trata de lo que te cuesta, se trata del valor que te genera la iniciativa, se trata del beneficio.
Cuándo estés evaluando una iniciativa pregúntate lo siguiente:
- ¿Se te hace caro con respecto a qué?
- ¿Puedes hacerlo internamente?
- ¿Cuánto tiempo y dinero te costará?
- ¿Qué beneficio te va a generar?
Si de cualquier manera lo vas a hacer con el chavito que dibuja bien, no le quites el tiempo a los proveedores, solo para convencerte del dinero que “te estás ahorrando”.
3 opciones realistas para ejecutar cualquier iniciativa:
- Aprender cómo hacerlo, cuesta dinero, tiempo y capacidad operativa.
- Traer un externo que nos apoye. El externo guiará a tu equipo y va a necesitar disponibilidad de tiempo y ejecución de tu equipo.
- Solución llave en mano. Es la opción más rápida y efectiva. Lo importante es que alguien en tu operación reciba y sea responsable de la ejecución continua.
En cualquier de los tres casos toma tu decisión en base al beneficio que te generará: Dinero, tiempo, liderazgo en el mercado, relación con el cliente, flujo de efectivo.
Si decides trabajar con un externo, por favor déjate ayudar. De otra forma sería como ir con el Doctor y decirle cómo tiene que curarte.
En mi caso, esta es una condición muy clara con mis clientes, que se dejen ayudar. Por ello hemos construido relaciones de muchos años, donde siempre mantenemos una alta relación de beneficio versus inversión. Clientes contentos y yo contento.
Te recuerdo que estoy a una llamada de distancia, platícame qué iniciativa tienes detenida y juntos hagamos un plan de acción, agenda una charla estratégica de 1 hora.
Recuerda: Necesitas resultados no ideas en el tintero.