Cuando le digo esto a mis amigos y clientes directores, les cae mal. Pero luego de pensarlo un poco la mayoría me dice: Estoy frenando a mi gente ¿verdad?.
Sí. Como dueños frenamos mucho a nuestra gente, principalmente en dos momentos de nuestra empresa:
- Cuando tu empresa está pasando de la infancia a la pubertad. Infancia, tú dueño hacias todo. Pubertad. Contratas gente para seguir creciendo.
- Acabas de sacar a tu empresa de una crisis. Todavía estás muy dolido, te aferras a controlar todo para que la crisis no regrese.
Puedes autoconvencerte de que estás haciendo lo correcto. Sin embargo, te recuerdo que mantenerte como el centro de tu empresa, es frustrante para ti y limitante para tu empresa.
¿Cómo identificar si estás estorbando?
El trabajo diario te da muchas señales, solo necesitas abrir tus ojos y oídos para identificarlas.
A continuación algunos ejemplos:
- Cuando se va el internet te llaman a ti. Lo peor es que tú le hablas al proveedor.
- Todas las cotizaciones tienes que autorizarlas. Para que no se equivoquen.
- Llegas a tu oficina y tienes una fila de personas para pedirte vistos buenos de temas operativos.
- En las juntas con tu equipo, tú dices que hacer, tu equipo solo toma nota.
- De tu equipo de vendedores, tú vendes más que todos juntos.
- Los clientes te llaman directo a ti para temas operativos.
Si te identificaste con algunos de estos puntos, ten mucho cuidado. Porque un ritmo así no es saludable para ti, tampoco es sostenible para tu empresa.
¿Cómo lo resuelvo?
Como todos los temas complejos, necesitas un diagnóstico, una foto en blanco y negro de la situación real.
Con todos mis clientes iniciamos siempre con este diagnóstico. A partir del cual puedes realizar un plan de acción inmediato, efectivo, aprovechando lo que ya tienes.
Agenda un llamada, platiquemos sobre lo que te preocupa.
Recuerda: No le estorbes a tus propias metas.