Nuestra experiencia tiene un valor inmenso, la hemos construido a través de los años, con esfuerzo diario, éxitos, aprendizajes. Aún así, si nuestra experiencia se queda solo en nuestra cabeza, no vale nada.
No vale nada, porque solo la puedes usar tú, es decir, limitas tu potencial a las 24 horas que tiene tu día, no puedes clonarte, no puedes estar en todos lados. Limitas tu potencial, porque limitas el alcance de tu experiencia.
Es importante que compartas tu experiencia. Claro, que existe el temor: “Y si luego me copian o me hacen la competencia”.
Como muchas cosas en la vida, el secreto está en cómo utilices tu experiencia a tu favor,
¿Cómo sacar la experiencia de tu cabeza para multiplicar tu valor?
Transfiérelo a tus hijos. Quien mejor para beneficiarse de tu experiencia. No me refiero a que hagan lo mismo que tú. Me refiero a que les expliques cómo trabajar, cómo afrontar retos, qué hiciste para resolver una situación difícil, cómo generas dinero. Pásales toda tu experiencia, que les sirva de trampolín para construir la suya.
Convierte tu Know How en un modelo de negocio. Regístralo y multiplícalo. Eventualmente alguien más podrá operarlo, o bien puedes convertirlo en franquicia. El solo modelo en sí mismo, tendrá un valor tangible.
Crea un marco de referencia. Para que tu equipo de trabajo, realice las actividades rutinarias y tú liberes espacio en tu agenda. Puedes conservar la esencia de tu negocio, si así lo deseas, pero no tienes porque seguir haciendo las cosas rutinarias.
Una parte importante de nuestra existencia es la trascendencia, el impacto en la vida de otras personas. Procura que tu experiencia sea ese vehículo, que te permita trascender.
Te invito a agendar una Sesión Antidesmadre, en esta liga.
Recuerda: En tu cabeza no vale nada.