Tu experiencia vale oro, llevas años construyéndola con tu esfuerzo diario. Sin embargo, no vale nada si la dejas en tu cabeza.
No vale nada, porque solo la puedes usar mientras estás trabajando. Es decir, el potencial de tu experiencia está limitado por tu horario laboral.
La ventaja es que siempre puedes “clonarte” y hoy en día es más fácil que nunca.
En este momento me estoy comunicando contigo, sin estar juntos, tal vez no tenga el gusto de conocerte en persona y vivamos a miles de kilómetros de distancia.
Sin embargo aquí estamos, juntos. Aprovecho para agradecerte enormemente que estés conmigo.
Regresando al tema, a partir de tu experiencia puedes crear servicios que beneficien a cientos de personas.
Lo importante es que no intentes clonarte al cien por ciento, tener esta expectativa crea la famosa conclusión: “Es que nadie hace las cosas como a mi me gustan”.
Crea un servicio recurrente
El camino para multiplicarte es identificar dentro de toda tu experiencia, qué partes puedes empacar en un servicio de alto valor para cientos de clientes, que otras personas puedan operar y genere utilidad continua.
Una vez creado el primer modelo recurrente, puedes usar tu experiencia para crear variantes sobre el mismo modelo o bien crear una iniciativa diferente.
El proceso de empacar tu experiencia en un servicio recurrente es a la vez productivo y trascendente.
Productivo porque multiplicas el valor que reciben tus clientes, usando un modelo que ya tienes y puede vivir sin tu presencia.
Trascendente, porque tu experiencia se convierte en el vehículo para generar prosperidad para ti, tus clientes y todas las personas en tu empresa.
Tienes la enorme oportunidad de transformar tu experiencia en tu legado.
Hay un camino, paso a paso que comienza con eliminar el Desmadre Operativo, para que puedas identificar cuáles servicios puedes convertir en recurrentes.
Te invito a agendar una Sesión Antidesmadre, en esta liga.
Recuerda: Piensa Recurrente.