Pausa para Observar

Mientras más grande y complicada es una situación, más importante es pausar para observar.

Claro, en medio del acelere y el estrés, nuestro impulso es darnos más prisa, apurarnos para salir adelante, pero mientras más aceleramos, más se complica todo.

Esto ocurre porque no estamos atendiendo la causa raíz, solo sus consecuencias.

Cuando era yo un puberto, mi Papá me explicó la importancia de observar, en cualquier situación, cuando íbamos en carretera, en el trabajo, en la casa, paseando.

Claro, una cosa es que me lo haya dicho y otra muy diferente, que yo realmente lo entendiera y más remoto que lo aplicara.

Más tarde, ya trabajando, empecé siendo muy acelerino. Quería todo rápido y me emocionaba ser un buen resolvedor de problemas. En mi mente yo era muy efectivo.

Más que efectivo, daba en el blanco porque tiraba muchos tiros, por simple probabilidad acertaba, pero con mucho desperdicio.

Conforme fui avanzando profesionalmente, empecé a tomar proyectos más grandes y complejos, en los que mi técnica del escopetazo no funcionaba. La situación empeoraba porque ahora dirigía equipos de trabajo.

Por aquellos días, fui a una plática donde expusieron la forma de trabajar en las empresas japonesas de autos.

El instructor preguntó: ¿cuántas veces se detiene la línea de producción en un día? Todos contestamos números por debajo de diez.

¿Por qué? Preguntó el instructor.

Respondimos: Porque son los más eficientes del mundo, todo lo tienen bajo control.

La respuesta nos dejó mudos. Una línea se puede pausar cientos de veces al día. Cualquier trabajador puede parar la línea en cuanto identifica algo fuera de especificación.

Con la línea pausada, el trabajador observa el proceso en el que participa, se apoya de algún compañero o supervisor.

Juntos observan hasta que encuentran la causa raíz, en ese momento la resuelven y reactivan la línea.

Con estas pausas evitan que los errores se propaguen, entonces son más fáciles de resolver y por supuesto evitan que se tengan que hacer correcciones costosas y tardadas, que impactan el producto final.

En ese momento, recordé todas las veces que mi Papá me había explicado lo mismo. Tal vez como es veracruzano no le presté la misma atención que a los japoneses.

Moraleja, escuchen a sus Papás.

A partir de ese momento, usando las enseñanzas de mi Papá y los japoneses, me hice más observador.

Observando me di cuenta del Desmadre Operativo que yo mismo generaba por acelerado.

Otro gran aprendizaje es la importancia de pausar para poder observar.

Es como cuando vas manejando y te equivocas de calle, lo peor que puedes hacer es seguir avanzando, porque acabarás más alejado de la ruta.

Lo más efectivo es estacionarte, repasar dónde estás y ver cómo regresar a tu ruta.

Es efectivo, por varias razones: Evitas que el error crezca. Con esa tranquilidad analizas mejor las opciones. Solucionas el tema más rápido.

Así es, pausar para observar es más eficiente que seguir acelerado, resolviendo solamente problemas.

Observar significa encontrar la causa raíz de los problemas e identificar como corregirla.

Tenemos dos responsabilidades como dueños. Aplicar la pausa-observación y entrenar a nuestros equipos para que hagan lo mismo.

Evita la tentación de presionar a todos para que se apuren a resolver un problema.

Es mucho más productivo que hagan una pausa, observen y resuelvan.

La base de nuestra metodología es ayudar a los dueños a pausar, para observar su empresa y definir la forma más efectiva de operar.

Haz una pausa, platiquemos, agenda una reunión en esta liga.

También puedes aprender 3 herramientas para eliminar el Desmadre Operativo, en este taller de libre acceso, da clic aquí.

Recuerda: Pausa para Observar.