Emprendiste para ser libre, pero eres esclavo de tu empresa. ¿Cómo sucedió?
Salvo algunas excepciones, todos pasamos por la etapa esclavizante.
Los efectos de esta etapa afectan a nuestra familia, quien sufre de primera mano nuestro agotamiento y nuestras ausencias, por estar sacando pendientes todo el tiempo.
En tu equipo de trabajo puede haber dos vertientes. Primera: Todos se van y tú te quedas trabajando. Segunda: Tienes a todo mundo esclavizado.
Ninguna de las dos vertientes es sostenible, saludable o rentable. Ni para ti, ni para tu gente.
El 100% de los casos de empresa esclavizante, tiene el mismo origen: La libertad.
Mientras más libre sea la gestión en tu empresa, más esclavizante será. Mientras más institucional más liberadora.
Sé que parece contradictorio, por ello te explico a detalle ambos temas.
Libertad igual a Esclavitud
En su definición más elemental, la libertad es el derecho que tiene una persona a tomar sus propias decisiones.
Entonces cuando contratamos a una persona con experiencia, le damos la libertad de ejercer su posición como mejor le convenga, porque para eso le pagamos, para que tome decisiones y haga lo que conviene a la empresa.
Así inicia tu proceso esclavizante.
La nueva persona no sabe cómo funciona tu empresa, no tiene un punto de referencia, entonces hace las cosas a su manera. Como consecuencia, no logra los resultados que tú esperas, entonces te pones tu capa de héroe y salvas el día haciendo el trabajo de la persona, enojándote porque no sabe hacer lo más elemental.
Al otro día, otra persona haciendo las cosas a su manera, provoca una fricción con uno de los clientes más importantes, de nueva cuenta actúas heroicamente, otra vez salvas el día. Aparentemente.
Y así, con cada persona, se generan más llamadas de auxilio que provocan que te pases todo el día resolviendo urgencias y bomberazos, saliendo tardísimo, agotado y sin haber hecho una sola tarea directiva.
Peor aún, buscas un aliado para tu heroica labor, normalmente una persona muy cumplidora que no sabe decir que no, ahora ya tenemos dos esclavos. El resto de las personas salen a su hora, esté como esté la situación.
En tu caso resistes la auto esclavitud porque es tu empresa, pero las personas no tienen ninguna necesidad de pasar todo su tiempo trabajando, por eso se van.
El problema de origen, es que tenemos mal entendido y peor aplicado el concepto de libertad en la empresa.
La ausencia de definición y reglas del juego, provocan Desmadre Operativo.
Institucional igual a Liberadora
Culturalmente relacionamos las reglas con burocracia, incluso represión.
Lo más irónico es que todas las cosas que nos divierten, tienen estructura y reglas. Las caricaturas, tienen siempre la misma estructura. Las series, tienen la misma estructura. El fútbol tiene las mismas reglas en todo el mundo. Ir al cine, las mismas reglas. Viajar en avión, igual.
Las empresas necesitan reglas claras. Eso explica porque personas que nadaban de muertito en tu empresa, se cambian a una empresa “burocrática” y tienen un desempeño sobresaliente.
Cuando institucionalizas tu empresa, todos tienen un marco de referencia común, que permite a cada persona ejecutar su talento para el beneficio de todos.
Cada vez que entra una persona, se le explica cómo funciona la empresa, cuál es el impacto de su área en el desempeño general y cómo su trabajo diario ayuda al cumplimiento de los objetivos.
Después se le entrena en las herramientas que utilizará, las actividades que realizará, los resultados esperados y los indicadores para medirlo.
Esta claridad, tiene un efecto liberador en las agendas de todos en la empresa, porque el tiempo que antes se dedicaba a atinarle cómo hacer las cosas, ahora se usa para generar resultados consistentes.
En tu caso, recuperas la libertad, porque cuando la operación está claramente definida, delegada y medida, puedes supervisarla en poco tiempo e invertir el resto de tu horario laboral en lo que solo tú puedes hacer: Crear un nuevo servicio, construir alianzas, abrir un nuevo mercado.
Al recuperar tiempo para estar en familia, descansar, salir de viaje o rascarte la panza, fortaleces tu espíritu emprendedor, mejoras tu enfoque y canalizas tu energía para beneficio de todos a tu alrededor.
Cualquier empresa se puede Institucionalizar
Otro sesgo cultural es que solamente las empresas “corporativas” pueden institucionalizarse, porque tienen muchísimos recursos para invertir en toooodo lo que se necesita para lograr esta hazaña.
Como en el caso de la libertad, tenemos mal entendido y peor aplicado el concepto de institucionalizar tu empresa.
Institucionalizar, significa definir cómo debe funcionar la empresa para lograr los objetivos esperados.
Cualquier tamaño de empresa, tiene una forma única de hacer las cosas, es la razón que le ha permitido mantenerse y crecer en el mercado. Cuando describes esta forma única, para que todos sepan qué hacer, estás institucionalizando tu empresa.
Así de fácil, inmediato y poderoso.
No necesitas ser un corporativo global. Necesitas dedicarle tiempo de dueño a esta definición.
Un ejemplo de esto, lo describo en mi artículo Sensei Taquero. En una taqueria institucional, cada persona sabe qué hacer, surten cientos de órdenes por hora, conservando el sabor y la calidad. Son negocios muy estables, rentables, que permanecen por muchos años.
No son corporativos, son institucionales, por eso destacan de su competencia.
Regresando a mi comentario inicial, ser esclavo de tu empresa es una etapa normal, pero no debe ser permanente. Por tu bien, el de tu familia y todas las personas en tu equipo.
Recuperar tu libertad depende de ti.
Con nuestro modelo integral, te ayudamos a institucionalizar tu empresa, en cuatro pasos: Definir, Entrenar, Medir y Acompañar.
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Recuerda: Orden para tener libertad.